La semana pasada intentamos trazar la línea que marca la diferencia entre deporte electrónico a nivel nacional e internacional. El objetivo era que no os dieran gato por liebre, que no os colaran cifras de los deportes electrónicos internacionales como si fueran de aquí, de España. Hoy hablaremos un poco más de forma genérica de la burbuja del sector y del humo que se ha vendido en varias ocasiones. Un humo que contribuye a que la burbuja se haga cada vez más grande. A corto plazo supone inversión en el sector y crecimiento rápido pero a largo plazo supondrá, en mi opinión, que pasemos por nuestra crisis del 83. No nos alarmemos al escuchar la palabra «burbuja», como dijo Carlos «Ocelote» Rodríguez en todo sector en expansión hay y debe haber una pequeña burbuja. Estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación pero no por ello podemos permitirnos el lujo de que la situación se salga de control. Atraer de forma artificial inversión supone que un mayor número de estas caigan en saco roto y hay que ser muy ingenuo para creer que los inversores traerán dinero eternamente aunque cada euro invertido en nuestro sector se pierda. Los inversores hablan, se informan e incluso se conocen en algunos casos y llegará el momento en el que huirán de invertir en deportes electrónicos como de la peste. Echemos un vistazo a todo lo que contribuye a generar ese caldo de cultivo que propicia el crecimiento artificial del sector y que, como se suele decir, trae pan para hoy y hambre para mañana.

Imagen obtenida de as.com
Normalmente, en los medios de comunicación nacionales se habla o insinúa que los jugadores profesionales de deportes electrónicos ganan grandes sumas de dinero. El error suele ser, como ya hemos dicho, que dichas sumas corresponden a jugadores de talla internacional o, en el caso de que sean de talla nacional, son una excepción o simplemente mentira. La realidad es que al menos la mitad de los jugadores «profesionales» de este país, España, no alcanza el salario mínimo interprofesional estipulado para una jornada completa, unos 900 euros mensuales. Es todavía mucho peor en deportes electrónicos minoritarios. Obviamente hay excepciones pero para nada el salario mínimo se estipula en 40.000 euros al año como se afirma. Esto no significa que en España seamos un completo desastre, de hecho fuera de la élite estamos a la cabeza, solo que las cifras increíbles que se muestran a diario. de momento, se barajan fuera de nuestras fronteras. Entonces, ¿cuál es el motivo de este tipo de noticias? ¿Por qué los medios de comunicación propagan este tipo de informaciones?
Imagen extraída de Agencia EFE
La realidad es que los medios reflejan lo que muchos dicen y propagan en nuestro sector. Es habitual que fruto del ansia por lograr ventas se recurra, en ocasiones, a la mentira o exageración para lograr que alguien apueste por sus proyectos. En España tenemos la creencia, puesto que básicamente llevan años vendiéndonosla y al final hemos comprado esta premisa, de que somos o vamos a ser una escena nacional de primer nivel. Lo que te cuentan es que ahora es el momento de subirte al tren de los e-sports o vas a llegar tarde y que es eso precisamente lo que justifica invertir determinada cifra, no las posibles ganancias. Si nuestro sector fuera el de la construcción hablaríamos de especulación pero como somos los e-sports hablamos de posicionamiento estratégico que suena mucho mejor y asusta menos. Creemos que somos o vamos a ser «la pequeña Corea del Sur», aun me cuesta digerir esta forma de llamarnos, y optamos por este crecimiento artificial basado en inversiones millonarias que no se sostienen como proyecto pero sí sostienen la mentira. Creemos, no todos obviamente, que en un futuro no muy lejano las competiciones de nuestro país tendrán un nivel de espectadores equiparable al fútbol, todos nuestros jugadores cobrarán salarios astronómicos, los clubes podrán pagarlos y además se repartirán grandes dividendos. ¿Quién no querría estar en algo así? ¿Verdad?

Imagen extraída de AEVI
En base a lo anterior normalizamos que a lo largo de los años aparezcan titulares como que los deportes electrónicos en España mueven más audiencia que la Liga ACB, pasando por alto todos los aspectos en los que estamos a años luz de dicha competición, nos parece normal que se anuncien cifras de millones de espectadores cuando en un stream regular del videojuego más visto la media es de 8000 personas y gran parte de ellas no son de España. Se ha convertido en habitual leer artículos que hablan de los deportes electrónicos asegurando que van a generar 1000 puestos de trabajo en 2020 o que invertir en e-sports es una gran idea. Son pocos los que critican estos titulares y muchos los que tienen miedo de hacerlo.
La realidad es que los deportes electrónicos en nuestro país son una fuente de pérdidas más que de ganancias en la mayoría de casos, pero claro, eso no te lo van a contar. Nadie mete su dinero en algo si sabe que lo va a perder. Quizá sería justo decir, para ir cerrando, que se libran las empresas satélite, las que viven de los deportes electrónicos sin ser deportes electrónicos. Fabricantes de PC, periféricos, algunos creadores de contenido, creadores de videojuegos, cibercafés o centros de alto rendimiento son negocios que funcionan. Pero en los deportes electrónicos a nivel nacional, de los 10-15 equipos, entendidos por la comunidad como profesionales, que operan en nuestro país cuento con los dedos de una mano, siendo muy generoso, los que podrían decir que están en «break event» y pagando a todos sus trabajadores un salario dentro de la ley mientras los mantienen en condiciones aceptables. Algunos te dirán que exagero pero cree en mi si te digo que mejor que entres en este sector con con esta perspectiva que con la idea de que todo es de color de rosa en el mundo de los deportes electrónicos y que te vas a hacer rico. Te ahorrarás muchas decepciones.